martes, 2 de junio de 2015

El gallego de La Mancha



Cuando me dirigía por la carretera hacia La Mancha me iba diciendo “¡Qué difícil va a ser esto!” Claro, para un gallego acostumbrado al verde y la lluvia adentrarme en una tierra desconocida tan diferente me parecía una labor quijotesca.

Lo cierto es que cuando uno llega a La Mancha en invierno todo parece baldío, nos recibe una planicie infinita de tonos pardos adornada sencillamente por viñedos deshojados. El primer contacto con sus gentes no cambia la sensación, de primeras los manchegos nos pueden resultar bastante secos y parcos en palabras. Entonces me dije “date tiempo”, así lo hice y la recompensa fue enorme.

La adaptación que se antojaba tan difícil se tornó extremadamente sencilla al hacer vida cotidiana. Poco se tarda en entender que los manchegos son gente que aprecia sobremanera la vida sencilla y humilde, sin sobresaltos ni efusividades. En un par de semanas, sin darte cuenta, te reconocen en las tiendas, el bar… te tratan con total normalidad y haces vida como “uno más del pueblo” con esa sensación cálida de sentirte integrado. Los manchegos te han acogido a su manera: Sencillamente con normalidad. 

Como muchos ya sabéis, yo vivía en Las Pedroñeras, afamada capital del ajo. Situada en el suroeste de la provincia de Cuenca, en el corazón de La Mancha. Su emplazamiento es ideal para conocer bien la región pues si das un paso al oeste estás en la provincia de Toledo, al sur en la de Albacete y al suroeste en  la de Ciudad Real. Nadie debería pasar de largo de este pueblecito sin llevarse una buena ristra de ajos IGP Ajo morado de Las Pedroñeras, las encontraremos sin desviarnos de la carretera nacional en varios establecimientos que nos ofrecen los buenos productos de esta tierra sin sentirnos “guiris” a la hora de pagar.

Como venía diciendo, Las Pedroñeras está situado perfectamente para conocer la región y, como sabéis, salir a pegar “pateadas” es uno de mis pasatiempos favoritos, el cóctel estaba servido. A través de los caminos descubrí que los campos que a simple vista me habían parecido baldíos estaban repletos de parajes extraordinarios y auténticas maravillas que están al alcance de la mano sin hacerse notar, resistiendo orgullosos al paso del tiempo sin luces de neón que nos los señalen, así descubrí así la esencia de La Mancha: Tierra dura, orgullosa y humilde que se resiste a aceptar modernidades estridentes. Envuelto en su frío seco y aire limpio uno aligera la mente y siente una paz difícil de hallar en otro lugar.



Ahora mismo, vuelven a mí, los recuerdos del sonido del “oleaje” de las lagunas de Villafranca de los Caballeros ¡Un mar en medio de los campos manchegos!; El horizonte infinito que se divisa apoyado en los gigantes (molinos de viento) contra los que un día arremetió Don Quijote en Mota del Cuervo -el Balcón de la Mancha-; la mirada inquietante de Dulcinea y lo atrevido de Don Quijote en los asombrosos murales de Quintanar de la Orden; El sentir que retrocedes en el tiempo en la genuina y bien conservada plaza deTembleque; el verme inmerso en la reconquista en el que fue bastión de moros y palacio de los caballeros hospitalarios en Alcázar de San Juan; la auténtica serenidad de la noche manchega en los molinos de viento en Campo de Criptana; lo asombroso del castillo de Belmonte; las tardes con amigos en la plaza de Villarrobledo… ¡Muchísimos buenos recuerdos!




En tanto a la gastronomía manchega quizá la mejor palabra para definirla sea SABOR, bien asentado en los geniales productos entre los que cabe destacar:

  • Los quesos 100% leche de oveja bajo la D.O. Queso Manchego, no sólo los curados y viejos que sobradamente todos conocemos por su grandísima calidad y reconocimiento sino también los quesos tiernos que bien aderezados con un poquito de la buena miel de la Alcarria (D.O. Miel de la Alcarria) o fritos al estilo tradicional me resultaron gratamente sorprendentes.
  • Los grandes vinos que se están produciendo y que han visto en los últimos años como conseguían el merecido reconocimiento que antaño no tenían gracias a la buena labor de productores, bodegueros y sumilleres manchegos.
  • El cordero (IGP Cordero Manchego), como no podía ser de otra forma en estas tierras tradicionalmente trashumantes.
  • Los productos de caza como las perdices, liebres, ciervo… Personalmente me vuelven loco.

En lo referente a las elaboraciones tradicionales hay mucho de lo que hablar, la gastronomía manchega es extensísima, yo tuve la suerte de poder trabajarla y disfrutarla. De entre tanto que habría para contar lo que a mí más me sorprendió fue:

  • El pisto manchego, quizá es una de las elaboraciones más conocidas de la gastronomía manchega. Consiste en un sofrito de ajo, cebolla, pimiento rojo y verde y tomate (también suele llevar calabacín). Su melosidad y sabor dulce lo hace ideal como acompañamiento de un sinfín de platos o sólo acompañado de un par de huevos fritos.
  • El ajoarriero o atascaburras, es una elaboración a base de ajo, patata cocida y bacalao desmigado, que después se chafa en el mortero, de hecho la denominación “atascaburras” viene del sonido que hace al trabajarlo en el mortero, similar al que hacen los burros cuando quedan sus patas sumergidas en el fango “¡pruff!”. El resultado es como un puré denso de intenso sabor que tradicionalmente se acompaña de huevo duro y tostas de pan frito.
  • El morteruelo, es un majado en el mortero que se hace con hígado de cerdo y carne de ave, conejo y quizá menor (codorniz, perdiz, liebre…) desmigada. Queda como un paté que luego se cuece y sirve en sartén acompañado tradicionalmente de piñones y uvas.
  • Las migas manchegas, que son básicamente miga de pan fritas con panceta, chorizo… Una bomba de sabor.
  • Las gachas manchegas, sin duda se trata de uno de los platos más singulares de la gastronomía manchega ya que se elaboran con la hoy en día rara y controvertida harina de almortas (la almorta es una legumbre que si se consumía en exceso podía provocar una enfermedad denominada latirismo que hoy en día ya no produce gracias a una selección genética), chorizo, panceta... Es una bomba en todos sus sentidos, puro sabor y energía. Con una ración de este plato uno puede ir a arar diez campos sin notar la fatiga.
  • Los zarajos, son tripas de cordero enrolladas sobre sarmientos de vid que luego se fríen quedando crujientes y con un potente sabor que, en su debida dosis, resultan sorprendentes.
  • El lomo de orza, es una elaboración de lomo de cerdo que primero se cuece en aceite, se dora y luego se deja macerar en ese aceite adobado. Totalmente a la inversa de lo que es común en este tipo de elaboraciones. El resultado es aromático, muy sabroso y muy jugoso.
  • Por último quiero hacer especial mención a los Galianos o Gazpacho Manchego, para mí fue seguramente el plato que más me sorprendió y, precisamente por eso, comparto con vosotros la receta.
Podeis ver y descargar la receta pinchando AQUÍ

Como veis no me he podido contener, tenía mucho de que escribir y me quedo con la sensación de que me dejo muchas cosas en el tintero pero, al menos, espero haber sabido transmitiros  el gran aprecio y cariño que tengo a esa tierra, de grandes personas, que es La Mancha. Este gallego siempre se sentirá un poquito manchego.

Más información y lugares que recomiendo:
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